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DIFERENCIAS ENTRE PSICOLOGIA Y PSIQUIATRIA
Esther Morales – Psicóloga Clínica
www.esthermorales.cl
En este artículo, me permito aclarar las diferencias entre ambas disciplinas y lo que se puede esperar de ambos profesionales, que si bien se encargan de la salud mental, tienen significativas diferencias, en su formación académica y en su práctica profesional.
El Psicólogo es un especialista del área de la Psicología, que estudia una Licenciatura en Psicología, carrera que dura entre 5 y 6 años, aproximadamente. Después de una formación general, los psicólogos se especializan en diferentes áreas, como, psicología social, organizacional o laboral, educacional, clínica infanto-juvenil y clínica adultos, transpersonal, sin embargo, los especialistas en psicología clínica, son los únicos psicólogos entrenados, para tratar problemas de tipo mental y psicológico y en Chile, deben estar inscritos en la Comisión Nacional de Acreditación de Psicólogos Clínicos, especialistas en Psicoterapia – Chile (CONAPC), los psicólogos clínicos no pueden dar recetas de fármacos, ni licencias médicas.
El psiquiatra es un profesional que estudia la carrera completa de Medicina y posteriormente hace una especialidad en Psiquiatría, que dura 3 años. El psiquiatra por lo tanto, es un médico que se encarga de tratar a pacientes con enfermedades mentales o trastornos emocionales, que requieren de algún medicamento o psicofármaco. Estos profesionales pueden dar licencias e indicar internaciones en hospitales y clínicas psiquiátricas, en caso de trastornos severos, que no se pueden tratar ambulatoriamente.
En nuestra sociedad, existe una tendencia a la ingestión de remedios, frente a cualquier dolencia, prueba de ello son las millonarias ganancias, que obtiene las empresas farmacéuticas y las cadenas de farmacias, que abundan especialmente en la capital de nuestro país.
En mi práctica clínica, veo constantemente una desinformación respecto de ambas disciplinas, las personas necesitan resolver sus conflictos psicológicos y a quien primero visitan es a un médico psiquiatra, con la esperanza de que éste les ayude, mediante la receta de algún(os) psicofármaco(s), a encontrar alivio, manejo y sanación de sus problemas. La necesidad de recuperarse pronto u obtener una licencia médica, sin antes tomar conciencia, realizar un tratamiento y tampoco realizar cambios en su vida, hacen que estos profesionales de salud mental, sean muy solicitados.
Sin embargo, el paciente se frustra, cuando el psiquiatra les atiende por breve tiempo, centrándose preferentemente en los síntomas de la enfermedad y no en la persona a la que está atendiendo, entregando en la mayoría de los casos, una receta médica, para la adquisición de fármacos, una orden para algún examen y agendar un posterior control, para verificar la remisión o alivio, de los síntomas del paciente.
En muchos casos, los médicos psiquiatras no derivan a terapia psicológica, salvo los que trabajan en equipo con psicólogos clínicos y al no notar evolución en el paciente, deciden aumentar la dosis de los fármacos prescritos o probar con otros medicamentos. Generalmente, lo que yo observo en la práctica clínica, es :
1.- La persona se siente bien por un tiempo y deja de tomar los medicamentos, por su propia cuenta, porque errónemente ya se siente curado.
2.- El paciente se hace adicto neuroquímica y psicológicamente a los remedios que ingiere, temiendo dejarlos y los tome incluso por varios años, sin obtener ninguna mejoría.
3.- La persona se sigue sintiendo mal, entonces acude a otros especialistas, que le recetan nuevos medicamentos, a veces de última generación y con ello se sobremedica.
4.- Los jóvenes especialmente combinan los medicamentos con alcohol y/o drogas, sin tener conciencia, del peligro que ello implica.
5.- En caso de depresiones graves, el paciente usa una combinación de todos los medicamentos que toma, y los ingiere en altas dosis con el objetivo de atentar contra su vida.
En nuestro país, por un tema cultural, que invisibiliza o normaliza los problemas psicológicos, no es común visitar al psicólogo, cuando el trastorno recién comienza, lleva poco tiempo o cuando se necesita un acompañamiento por una situación de vida especial, como una ruptura de pareja, la pérdida de un trabajo, la muerte de un ser querido, un cambio de casa o de ciudad, etc., sino que las personas consultan, cuando llevan mucho tiempo pasándolo mal, ya no pueden manejar lo que les pasa, ni siquiera con medicamentos y su vida personal está bastante alterada, personalmente, veo que se asustan mucho, cuando empiezan a fallar en el trabajo o con la pareja o la familia, ésto refleja que su trastorno ya se ha agravado en el tiempo y ello les produce confusión, desesperación, pesimismo y en los casos más graves, deseo de desaparecer o morir.
Un buen psicólogo clínico, tiene una visión integral de la persona, está entrenado en el uso de estrategias para el manejo y ajuste de las emociones, las conductas y los pensamientos, realiza terapia psicológica utilizando diferentes técnicas, que posibilitan el autoconocimiento e incrementan el autocontrol y la autoestima, entrena al paciente a identificar pensamientos erróneos y a corregirlos, libera traumas y bloqueos del pasado, enseña y hace practicar ejercicios, diseñados especialmente para corregir y rehabilitar el funcionamiento disfuncional del cerebro, ayuda a adquirir nuevas habilidades en el ámbito social o personal, le instruye y entrena en técnicas de autocontrol emocional y cognitivo. Asimismo interviene en el entorno familiar y social del paciente, intentado disminuir o eliminar todas aquellas variables ambientales, que puedan favorecer o mantener la patología presentada.
En el caso de los trastornos psicológicos más frecuentes en la población, como trastornos ansiosos, fobias, adicciones, depresión, traumas, estrés post-traumático, crisis de pánico, un medicamento prescrito por psiquiatra puede producir alivio y remisión de síntomas, siempre y cuando vaya acompañado de una adecuada psicoterapia, que permita tomar conciencia, liberar y activar el poder sanador que reside dentro de la propia persona. Ambos procesos se complementan y contribuyen a una recuperación más rápida y son de efecto permanente.
He visto pacientes que llevan años tomando remedios, se siguen sintiendo mal y gastan mucho dinero en psicofármacos de alto costo, otros van de psiquiatra en psiquiatra y terminan tomando una politerapia, con muchos remedios, que se combinan de manera desconocida en el cerebro y sistema nervioso central y que van produciendo una intoxicación química en el organismo de la persona, que se ve adormecida, con la vista perdida, con sequedad bucal, perdida de reflejos y lo que es más peligroso, con una desconexión respecto de sí mismo, lo que le pasa y sus recursos personales, para resolverlo.
En el caso de las personas que presentan cuadros severos y solamente hacen terapia psicológica o visitan a terapeutas alternativos y reciben sesiones de reiki, biomagnetismo, acupuntura, biodescodificación, reflexología, Esencias de Bach u otras y además se ven el tarot, tienen sesiones con videntes, que les cuentan acerca de sus vidas pasadas, hacen constelaciones familiares grupales, etc. no logran una sanación verdadera y permanente, sólo un alivio que les dura poco tiempo. Tampoco resultan adecuadas las terapias psicológicas cognitivo-conductuales, donde el paciente sólo conversa con su terapeuta, quien interpreta y da apoyo emocional o afectivo, generalmente lo que ocurre en estos casos, es que a la larga la persona se cansa, se frustra y al no lograr el resultado esperado, abandona el tratamiento.
En caso de que el paciente presente un cuadro leve o de intensidad mediana, resulta muy útil la combinación de psicoterapia basada en técnicas, con terapias complementarias y con remedios naturales, como fitoterapia, homeopatía y esencias, los cuales son muy efectivos y no producen adicción ni efectos secundarios, como los psicofármacos.
Lo importante, es destacar que todos los trastornos psicológicos tienen tratamiento y que existen profesionales de salud mental, que tiene bajo costo y están inscritos en FONASA, también las Isapres reembolsan las boletas de acuerdo al plan del paciente y además están los Seguros Complementarios de Salud, que reembolsan el costo de las sesiones, tanto de psiquiatras como de psicólogos.
Los tratamientos para mejorar la salud mental, deben ser considerados una inversión y no un gasto, ya que una persona sana tanto física como psicológicamente, es una persona más feliz y un aporte positivo a su familia y a la sociedad en que vive.