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AMOR O ADICCIÓN ??

por Esther Morales León
Psicóloga Clínica y Educacional

En las relaciones humanas, las de pareja son lejos las más importantes, valoradas, se les representa frecuentemente en canciones, novelas, series, películas del cine y la televisión, puesto que nos resulta sumamente atractivo, conocer las diferentes manifestaciones de tipo comunicacional, emocional, afectivo y sexual que conlleva la relación entre un hombre y una mujer, lamentablemente y en esta creación artística, generalmente se muestran los aspectos más deplorables e insanos de la misma, exagerando comportamientos tales como discusiones, celos, infidelidad, manipulación, control y una variedad de agresiones de tipo físico y psicológico, dando la impresión de que esto es lo normal.

En nuestra vida, el impulso afectivo-sexual aparece fuertemente en la primera etapa de la adolescencia, y nos lleva a buscar el encuentro con personas del  otro sexo, en el caso de los hombres con un acento marcadamente sexual y en el de la mujer, predominantemente sentimental y  romántico.

Incursionamos primero torpe y tímidamente, por ensayo error, en relaciones de corta duración y luego a medida que maduramos y aprendemos acerca de esta compleja dinámica humana, vamos estableciendo vínculos más profundos y duraderos, que nos llevan a una convivencia o a un matrimonio y luego a la potente experiencia, de ser padres.

En ese transitar, nos damos cuenta que caminar en pareja no resulta para nada fácil, y vamos  conociendo junto con el amor y la pasión, aspectos tan perturbadores como las discusiones, la desilusión, el dolor, la infidelidad, el abandono y sobre todo muchas reacciones emocionales, que van de la pena a la rabia, e incluso pueden llegar al odio y la venganza.

En la mayoría de los casos, el enamoramiento y las «mariposas en la guata» duran muy poco, los estudios señalan que en no más de seis meses, descubrimos el ser real que es el otro y no el que fantaseábamos al comienzo y que parecía casi perfecto. Las parejas que consiguen seguir adelante, son las que se aman de verdad, tienen madurez, una adecuada inteligencia emocional : paciencia, empatía, tolerancia y respeto por el otro y sus diferencias, además de algo muy importante : una salud mental, dentro de márgenes considerados normales.

En los muchos años que llevo como psicóloga clínica, he descubierto algunos aspectos que quiero  compartir con uds y son :

En una relación de pareja, no hay dos personas, hay «seis», ya que en ella están incluidos el padre y la madre de cada uno, quienes durante los primeros siete años de vida, fueron modelos fundamentales, al igual que el tipo de relación que establecieron y que en el presente aún cuando vivan lejos, estén separados o  hayan fallecido, ejercen una influencia demasiado poderosa, en las actitudes y conductas que manifestamos hacia el otro, generalmente en forma involuntaria, muy poco consciente y por lo tanto difícil de reconocer y remediar, salvo que se trabajen en terapia.

Las personas confunden amor con sexualidad, y desconocen que  el primero es un sentimiento que se desarrolla con el tiempo y el erotismo, la pasión o la «química» como se le llama, son automáticos, no requieren de ninguna habilidad especial, se desencadenan en muchos casos de inmediato, dependen de neuroquímicos y hormonas, que producen alta intensidad y placer. No existe el «amor a primera vista», solo la química al primer contacto visual o kinésico, por lo cual podemos decir que sí existe una «atracción a primera vista».

Muchas parejas llegan a desarrollar relaciones adictivas, entendiendo por adicción así como en el caso del alcohol o las drogas, una «necesidad» de estar con una persona que resulta tóxica, negativa, que genera daño constantemente y que detiene  nuestra evolución como personas.

Estas relaciones adictivas se caracterizan por ser altamente intensas, producen un alto nivel de adrenalina en ambas personas, donde prima el aspecto emocional, existen discusiones frecuentes que generalmente se resuelven con sexo,  los buenos tiempos van estando cada vez más lejanos, en relación a discusiones y peleas, que son cada vez más frecuentes y violentas, que amenazan la integridad física y/o emocional de ambos, sin embargo les resulta imposible terminar definitivamente y pueden continuar en una dinámica, que puede durar meses y también años.

En estas relaciones adictivas, existe un miembro activo y uno pasivo, generalmente el primero es el victimario, el que a simple vista es el causante de los conflictos y el otro es la víctima, el que recibe, tolera y aguanta. Sin embargo, aquí nos encontramos a dos personas enfermas, que conforman un par complementario, que necesitan ayuda psicológica, para salir del círculo insano en que han caído.

He visto casos en que uno de los miembros de la pareja, tiene alguna patología mental (trastornos ansioso severo, depresión, bipolaridad, ser borderline, crisis de pánico, adicción al alcohol o drogas), que se inició antes de la relación y que  cuando se gatilla estando en pareja, el otro considera que con paciencia y amor esto se va a resolver, lo cual no es posible más que con psicoterapia e incluso en algunos casos, con apoyo farmacológico, prescrito por psiquiatra.

La natural predisposición de la mujer a apoyar, aguantar, perdonar, como una muestra de amor hacia el hombre, las hace en primer lugar, creer que él va a cambiar con el tiempo y en segundo lugar, las hace permanecer por mucho tiempo, en relaciones insanas, que en su extremo más dramático, terminan aportando a las estadísticas de femicidios, dejando a sus hijos y su familia, dañados de por vida.

La única forma de evitar caer en una relación adictiva, es  : captar señales en la primera etapa de ésta, cultivar la amistad como una forma de conocer a la otra persona, no hacer del sexo el aspecto predominante, tomar en cuenta a la voz interior o intuición, escuchar opiniones de familiares y amigos. Si en los primeros seis meses de relación las cosas van mal y se aprecia la inconveniencia de continuar, se debe dar por terminado este acuerdo mutuo, en forma respetuosa y firme, sin volver atrás.

Si la relación lleva un tiempo y ya existe un sentimiento amoroso en ambos, un vínculo legal e incluso hijos de por medio, una terapia de pareja, puede resultar de gran ayuda y permite salvar una relación en crisis. Sin embargo, ésta tiene pocas probabilidades de éxito, si uno de los miembros presenta patologías mentales, como las señaladas anteriormente, que requieren tratamiento especializado de tipo individual.

Todas las adicciones tienen tratamiento, al igual que las adicciones a personas, una muestra de amor a uno mismo, es evitar caer en éstas y si ya estás en una relación adictiva busca ayuda, terapia de pareja, tratamiento psicológico. Si tu pareja está enferma, la amas y ya tienes familia con ella, no la abandones, acompáñala y apóyala en su rehabilitación, esta es la mejor forma de demostrar amor, a quien ha llegado a ser tan importante en tu vida.

Sin embargo, si ya ha pasado mucho tiempo, tu pareja no quiere tratamiento de ningún tipo y esta adicción está afectando a tus hijos y a tí, busca apoyo, denuncia, sepárate, accede a ayuda legal y si estás casado (a) obtén el divorcio, atrévete a iniciar una nueva vida, con tranquilidad y armonía, por tu propio bien y el de todos.

La relación de pareja, sea ésta de tipo heterosexual u homosexual, siempre debe ser un plus en nuestra vida, nunca un menos, pero primero debemos entender que la principal relación que tenemos que desarrollar, es con nosotros mismos : si aprendes a valorarte, a cuidarte, a aceptarte con tus defectos y virtudes y desarrollas una buena autoestima, estarás siempre bien, tanto si te encuentras sólo(a) o acompañado(a) y si quieres estar en pareja, por afinidad energética atraerás a personas sanas y positivas a tu vida, que serán un aporte al desarrollo de tu individualidad, a tu armonía, felicidad y al cumplimiento de la tarea, que viniste a hacer a este mundo.

 


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